domingo, 5 de octubre de 2008

GALERIA DE FOTOS DE LA FAMILIA MERCEDARIA
















































Espiritualidad Mercedaria

La espiritualidad que vive la Orden de la Merced, los Institutos femeninos mercedarios y los laicos vinculados a la Familia Mercedaria se inspira en la obra de san Pedro Nolasco que funda una Orden para visitar y liberar a los cristianos que, por circunstancias adversas a la dignidad de la persona humana, se encontraban en peligro de perder la fe. San Pedro Nolasco transmitió a sus frailes un profundo amor a Cristo Redentor, una filial devoción a la Santísima Virgen María, a quien él siempre consideró inspiradora de su obra redentora, y una entrega total hasta dar la vida por los cautivos que quedó plasmado en el cuarto voto.

La Merced es una Orden originaria, esencial e históricamente mariana. María de la Merced forma parte del ser y del quehacer, de la esencia y de la actividad redentora y carismática mercedaria. En su nombre realizan los mercedarios el ministerio redentor, en su nombre organizaron su propia vida comunitaria y en su nombre fueron reconocidos oficialmente por la Iglesia. La Orden de la Merced se consideró siempre fundada en honor de la siempre Virgen María y así lo expresó en el siglo XVIII el P. Damián Esteban en su obra Símbolo de la Concepción de María: "La Merced es toda de María, porque es alhaja suya. Es toda de María porque es su labor y su prenda. Y es toda de María porque es un Símbolo y un Misterio, donde sacramentó su pureza". Los mercedarios llamamos a la Virgen siempre con el título de "Nuestra Madre".
San Pedro Nolasco sintió profundamente y así lo transmitió a sus seguidores que la Virgen María le había inspirado la fundación de una orden religiosa para la redención de cautivos cristianos. Y los frailes fundados por Nolasco no se llamaron nolasquinos en la línea de los “dominicos” (de Domingo de Guzmán) o los “franciscanos” (de Francisco de Asís) sino mercedarios , es decir, hijos e hijas de Santa María de la Merced, Redentora de Cautivos, a quien toman como su auténtica Fundadora y expresión de este sentir tradicional en la Orden es lo que expresan las Constituciones de la Merced: “Por su intervención en el principio y vida de la Orden que lleva su nombre, los mercedarios llamamos a María MADRE DE LA MERCED y la veneramos como inspiradora de su obra de redención. Ella es madre de los cautivos a los que protege como hermanos queridos de su hijo, y es igualmente madre de los redentores al ofrecer libertad a los cautivos...”. María de la Merced es la mujer libre y liberadora que proclama las maravillas de Dios. Ella es mujer y madre solidaria con todos los que sufren injusticias, opresiones y aparece como expresión viviente de la solidaridad de Dios que sufre con los que sufren. Ella representa de algún modo a todos los desheredados de nuestro mundo, a todos los marginados, a todos los que padecen y sufren las nuevas cautividades. María es, también, impulsora y garante de un movimiento de libertad. Ella es madre de los redentores para que sean agentes de liberación, para que gasten su vida en el apostolado redentor, en dar libertad a los cautivos de todos los tiempos.


La devoción y culto a la Virgen María en la advocación de la Merced es una de las características más acusadas de la espiritualidad mercedaria; y a los aspirantes a la vida mercedaria, desde sus primeros pasos, se les orienta (para centrar mejor su vida en Cristo Redentor) "a la imitación y culto de nuestra Fundadora y Madre, grabando su imagen como un sello en sus corazones de forma que nada haya en su boca, en su mente o en su conducta que no respire amor a la Virgen María" . (Const. 154)
El marianismo de la orden de la Merced ha quedado plasmado en una serie de manifestaciones que ponen a la luz el profundo amor que San Pedro Nolasco y sus frailes tuvieron y tienen a María de la Merced, Liberadora de Cautivos, Merced de Dios para tantos cautivos que necesitan liberación:
El hábito de santa María: los frailes primeros llamaban al hábito “hábito de santa María” y con el color blanco querían significar la pureza de María.
El nombre de María en el título de la Orden: la Orden en sus inicios se llamó “Orden de Santa Eulalia” y a partir de 1258 se llamará “Orden de Santa María” y a partir de 1272 “Orden de la Virgen de la Merced de la Redención de los cautivos de santa Eulalia de Barcelona”.
María en las Primitivas Constituciones de 1272 : En las frases de promulgación del texto constitucional se afirma que estas Constituciones están hechas para “honor de Dios y de la Virgen su Madre, para señoría perpetua y utilidad de la Orden y cuidadosa y suspirada liberación de los cautivos”. En el Proemio de las Constituciones Amerianas se recuerdan: la maternidad divina de María, su perpetua virginidad, su mediación corredentora y se alude a su gloriosa asunción.
Oficio cotidiano de Santa María: los mercedarios clérigos debían recitar cada día el oficio de Santa María, y los religiosos laicos un determinado número de padrenuestros por este oficio, y, por tanto, en honor de la Virgen.
Misa sabatina y canto de la Salve, los sábados: al primer siglo de la Orden se remonta esta práctica, hoy vigente, de la celebración de la santa misa y del canto solemne de la “Salve” todos los sábados, en honor de nuestra Madre de la Merced.
La silla de María en los coros de los convento mercedarios: La presidencia de los coros conventuales la tiene no el superior o comendador de la comunidad sino Nuestra Madre de la Merced, cuya imagen preside los coros desde los inicios de la Orden.
Dedicación a María de iglesias y oratorios: Es costumbre recibida de San Pedro Nolasco dedicar a nuestra Madre las iglesias y oratorios que se construyen en la Orden.
La Familia Mercedaria respira amor filial a la Virgen de la Merced por los cuatro costados. Hablar de la Merced es sentir a María. Su fiesta se celebra el día 24 de septiembre.
EL CUARTO VOTO
El Voto de Redención es el cuarto voto peculiar de la Orden de la Merced, que profesamos todos los mercedarios con estas palabras: “prometo observar castidad, pobreza y obediencia y el cuarto voto, según la Regla de San Agustín y las Constituciones de la Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced”. El cuarto voto llamado en la tradición mercedaria voto de sangre es esencial a la Orden de la Merced. Este voto impregna y fundamenta su carisma y espiritualidad. En el Proemio de las Primeras Constituciones de 1272 se dice que el mercedario ha de estar dispuesto a dar la vida si hiciese falta para la redención de los cautivos y quedó expresado de esta manera en el catalán del siglo XIII: “axi com a fills de vera obediencia alegrament sien aparelats tots temps tots los frares daquest orde si mester es posarlos vida axi com Jesé Christ la posá per nos” (todos los frailes de esta Orden, como hijos de verdadera obediencia, estén siempre alegremente dispuestos a dar sus vidas, si es menester; como Jesucristo la dio por nosotros). A lo largo del tiempo muchos mercedarios se quedaron como rehenes para conseguir la liberación de muchos cautivos y algunos de estos redentores no sólo se quedaron en lugar de los cautivos sino que entregaron su vida sufriendo martirio, a imitación del Señor.
Las actuales Constituciones de la Orden de la Merced manifiestan que los mercedarios nos consagramos a Dios con un voto particular (cuarto voto) por el cual “prometemos dar la vida como Cristo la dio por nosotros, si fuere necesario, para salvar a los cristianos que se encuentran en extremo peligro de perder su fe, en las nuevas formas de cautividad” (Const. 14).
La legislación de la Orden señala en el número 16 de las Constituciones cuales son las características que tienen que concurrir para que podamos decir que esa situación es una nueva forma de cautividad:
es opresora y degradante de la persona humana.
nace de principios y sistemas opuestos al evangelio.
pone en peligro la fe de los cristianos.
ofrece la posibilidad de ayudar, visitar y redimir a las personas que se encuentran dentro de ella.
Los mercedarios vivimos en cuarto voto y lo sentimos como algo esencial a nuestro ser mercedarios y que inspira todos los actos de nuestra misión redentora.

Archivo del blog